A las
6,00 de la mañana del lunes 7 de septiembre de 1936 se produce el fusilamiento
de varios isleteros en el campo de tiro del cuartel de La Isleta, entre ellos
el secretario de la Sociedad de Obreros Cargadores de carbón y aceites pesados
del Puerto de La Luz, Nicolás Cordero Bautista, este había tenido un papel muy
importante en la resolución de los conflictos laborales de los cargadores en
los meses anteriores al golpe fascista.
El sábado antes la Comandancia Militar de Las Palmas había recibido la sentencia condenatoria de la causa 1/1936, el domingo a las 18,00 horas los sentenciados fueron trasladados al cuartel de artillería de La Isleta y durante esa noche fueron visitados por sus familiares.
Esta sentencia condenaba, al considerar que los hechos juzgados eran constitutivos de delito de rebelión militar, a Nicolás Cordero Bautista junto a José Ramírez Alcántara, Luis Cabrera Hernández, Manuel Ramos González y Antonio Betancor Luzardo a pena de muerte, mientras que a Juan Medina Naranjo, José Ventura Armas y al mencionado Enrique Camilo Ruíz Ortega a cadena perpetua, cumplida la sentencia y la amenaza del General Orgaz que los días posteriores al suceso del 20 de julio proclamó radiofónicamente “que se está vengando en estos momentos y para cuya venganza toda crueldad no sería bastante”.
El Consejo de Guerra tuvo lugar el miércoles 2 de septiembre de 1936 en la sala de actos del Regimiento de Infanteria Canarias 39 en el cuartel de San Francisco, presidido por el teniente coronel Francisco Galtier Pley, fiscal el comandante Martínez Fuset, defensores los capitanes Natividad Calzada Castañeda, Román León Villaverde y Narciso Jimeno Baxas y juez instructor el capitán de Infantería Cristóbal García Uzuriaga.
Durante el consejo de guerra y como no podía ser de otra manera Cordero manifiesta su inocencia, declaró que no se encontraba entre el grupo de personas que se enfrentaron a los militares y que se enteró de lo sucedido por Pedro Perdomo que le había comentado que 2 paisanos habían resultado heridos, encontrándose en la zona ya que había acudido a la Casa del Pueblo para enterarse si había trabajo en esa jornada, recordemos que este enfrentamiento fue uno de los varios detonantes que produjeron la venganza fascista de la voladura de la Casa del Pueblo de La Isleta.